Resulta que no debería pensarlo demasiado,
que armo y desarmo las palabras, las frases, los signos ortográficos, los gestos, las melodías.
Resulta que en el sin fin de eventos simultáneos, en las expectativas, en lo que se quiere creer,
se pierde la concentración, aumenta la ansiedad y el futuro se diluye.
La imaginación se ha convertido en un arma de doble filo y un fantasma aparece.
Son aires de melancolía...
Debo aprender a bailar el tango con mis demonios,
quiero disfrutar cada sensación y sonreírle a mi fortuna.
Son momentos, mensajes y movimientos no calculados,
sino que inocentemente expresados, vividos o soñados,
los que aprenderé a disfrutar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario