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Foto cortesía: María Laura Brenes |
Simplemente tenía que ir... era instintivo,
natural... ¿como no estar con mi equipo?
"Cartago huele a muerto, Cartago huele a
muerto" nos cantaban... "Sueñen, sueñen cartagos" no podía
faltar... Pero ahí estábamos de pie, demostrando porqué somos la afición más
fiel, la mejor. Pobres jugadores de Heredia que si no era porque metían un gol o
le pedían encarecidamente a su afición que los apoyara, tenían que resignarse
con los parlantes del estadio ya que su afición tuvo picos altos y bajos en su
apoyo (tal vez por nervios, tal vez porque no lo veían necesario para ganar y
sin quitar mérito a la fiesta que por ratos montaban). Mientras tanto, con
jugador de menos y el marcador completamente en contra, nosotros/as sabíamos
que teníamos que alentar hasta el cansancio para que se diera alguna especie de
milagro... Con el 3º gol de Heredia, la frustración nos estaba ganando la partida, pero en el segundo tiempo extra poco a poco se escuchaban nuestras
voces... con nuestro gol... el silencio en el estadio fue tomado por un coro azul que todavía
se atrevía a soñar y que se adueñaba del Rosabal.
Ayer derramé tres veces las lágrimas, esas cosas
que quienes no sienten la pasión por este deporte no comprenderán (¡la suerte
que tienen!); la primera mientras aplaudía a mis jugadores en el estadio y
luego abandonaba en silencio la ciudad de Heredia... fue duro, durísimo...
Nunca estuve confiada del título, estaba nerviosa e ilusionada... pero nunca
antes había estado tan cerca el equipo desde que yo tengo memoria... Esas
fueron lágrimas de tristeza y desazón.
Luego se me salieron las lágrimas cuando llegué a
Ochomogo y vi a tanta gente con banderas, cantando y pitando... estaban
esperando al equipo para recibirlo y agradecerle tantas alegrías. Mientras
tanto, la Plaza Mayor se llenaba de más y más personas que querían celebrar a
un pueblo que vivió cosas increíbles este último mes y a un equipo que nos
permitió sentir cosas que al menos yo nunca antes había sentido.
Por más que quise esperar al equipo hasta que
llegara no lo logré y me duele no haberlo hecho, pero sabía que muchas otras
personas estaban ahí haciéndole sentir a los muchachos el cariño que se habían
ganado y que a pesar de que la faena no se pudo estábamos orgullosas y
orgullosos de ellos.
Pero por ese motivo, hoy cuando me levanté a las
10:30 a.m sabía que aún sin bañar y con la camisa del día anterior tenía
que salir corriendo una vez más, a decirle al equipo que desde niña y hasta que
me toque dejar este mundo les iba a dar desde las gradas todo... todo y más.
Esa fue la tercera vez que lloré, viendo a la gente reunida en las afueras de
la Basílica; niños y niñas, jóvenes y otros que por décadas han visto a este
equipo luchar contra cualquier tipo de adversidades. El nudo en la garganta era
incontenible, mientras se aplaudía el nombre de Delgado y nuestro capitán y
mientras Paolo, Wardy, Danny y Chan bajaban con la "virgencita" rumbo
a la Basílica; para que todo terminara con cantos de ¡Vive vive! y la Banda El
Imperio.
Y así, entre resúmenes deportivos y mensajes
inspiradores o basureadores en las redes sociales me senté a redactar esto.
¡Es que simplemente es demasiado en el pecho!

Y ahora que perdimos y recibimos al equipo como los
recibimos ¿qué somos? ¿Conformistas, he leído en redes sociales, engañados o
pobres diablos? No entiendo porqué no nos dejan en paz con nuestro duelo
y nuestro fervor... así como espero de nuestra afición que no caiga tampoco en
estos juegos de palabra que tanto daño le hacen a este deporte. Yo no lo llamo
conformismo es agradecimiento... estas emociones me
recuerdan el Mundial Alemania 2006 y la reacción de la afición a pesar de que
el equipo se quedó en semifinales (un fenómeno que agradezco haber podido
vivir)... En ambas la afición reconoce el esfuerzo del equipo y las emociones
son demasiado grandes para ponerlas en palabras.
Con gusto le prestamos esa ilusión a quienes nos
apoyaron, a quienes durante la semana me decían felicidades como si estuviera a
punto de casarme o si me hubieran ascendido, a quienes sin importar el equipo
todavía hoy se acuerdan de mi y de la afición cartaginesa. ¿No es eso bello?
¿No es eso el fútbol? No las campañas publicitarias, no los patrocinadores y
mucho menos la farándula, arrogancia o poca tolerancia de algunos jugadores.
¡Gracias a esas personas que nos adoptaron y por un momento fueron
"blanquiazules"!
Yo todavía espero ver a mi equipo alzar la copa, lo
apoyaré y acompañaré, nadie me quitará esa ilusión, toda la noche, la
madrugada y todavía el día de hoy seguimos con las banderas en la mano,
cantando "azul azul" y con la ilusión de algún día poder vernos ganar
un campeonato... a los Red Sox le tomó 86 años... a nosotros/as nos tomará
mucho menos.
¡Gracias equipo! ¡Gracias Cartago! ¡Gracias fútbol!
¡Gracias vida por por permitirme vivir este momento tan emotivo, tan fuerte y
tan profundo como el de este último mes!
"Porque a veces el fútbol es
una alegría que duele, y la música que celebra alguna victoria de esas que
hacen bailar a los muertos, suena muy cerca del clamoroso silencio del estadio
vacío, donde ha caído la noche y algún vencido sigue sentado, solo, incapaz de
moverse, en medio de las inmensas gradas sin nadie." Eduardo Galeano
Desde 1906 y hasta el final de los días... ¡Cartaguito Campeón!
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Foto cortesía: Francisco Rodríguez |
Tamaaa!! Te quiero ! Sos la mejor! Andre :)
ResponderEliminar¡Gracias Andre! <3
EliminarBuenísimo Tamara, lo leí todo. De parte de este Herediano sufrido: Muchas felicidades a esta gran afición y a ud. por ser esa gran persona que siempre ha sido.
ResponderEliminarEs un honor conocerla y trabajar a su lado. Dios la ilumine y por ahí nos veremos!
¡Gracias Aaron a vos también! Por sacar el tiempo para leerlo y por esas palabras de aliento :)
ResponderEliminarbuenisimo !!
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