"Por eso ser sincero es ser potente,
De desnuda que está brilla la estrella"
-Rubén Darío-
Te escribo mientras atravieso Los Andes en un viaje medio accidentado pero que gran paisaje para escribirte.
Sabés, no fuiste un año fácil. Reconozco cambios internos que sin bombos ni platillos sucedieron a través de tus meses, con tragos hondamente amargos y alegrías de sincera compañía.
Sos el reflejo de una transición para la que creo estar lista, me dejaste nuevos retos, más responsabilidades y más consciencia de las preguntas que rondan mi cabeza.
Sin embargo, hay venas abiertas que mi 2016 deberán atender. Así va la vida, pequeños dolores y grandes posibilidades.
Dos aprendizajes tengo pendientes:
- Aprender a perder
- Dejar de racionalizar lo que no se puede entender en la razón
Serán los retos del 2016, no porque no fueran importantes, no porque los postergara; sino que no fui capaz de pasar de su reconocimiento.
También conocí ciertos límites personales a apuestas que era mejor replantear.
Pero no dudo de las maravillosas oportunidades que da la vida a quien reconoce con que piezas cuenta en su propio tablero, en su propia partida. De un año a otro sé quienes vienen conmigo, sé lo que hemos compartido y, entre las soledades del camino y las mesas de alegría, me motivo a seguir mi travesía.
Iniciamos con un viaje y lo terminamos con otro, elemento de mi existencia tan profundo en su transformación, en los límites a los que nos empuja y a las gratas sorpresas que nos comparte. Pocas cosas aprecio tanto como viajar y descubrir, conocer la hospitalidad, las historias y los sueños de otras personas. En eso sin duda he sido afortunada, coincidir en viajes, en lo que implican los extremos a los que veces te lleva, es un tesoro de amor por la gente tan diversa, en un mundo que urge de comunicación, tolerancia y sinceridad.
Sigo con dudas, con preguntas pero también con la motivación que requieren las grandes transformaciones. No queda espacio para la desilusión.
Nos vemos 2015, en la memoria, en los recuerdos, en las enseñanzas. Tal vez esa era la estocada final, esa que sabemos. ¡Gracias!
Gracias a las montañas, a los ríos, a las tardes en el zacate y a las noches largas.
Y gracias a vos, que sacaste tu tiempo de leer este mar tumultuoso que hay en mi mente, a vos por compartir conmigo, porque si llegaste hasta acá, te importó saber cómo termino este 2015 y no importa que tanto nos hayamos hablado este año ¡Gracias, gracias por estar ahí!
DESDE LA LLUVIA
La lluvia me habla
con frescura.
Me mira desde el suelo empapado
luego se desliza por mi espíritu
hasta el otro lado del tiempo.
Mi corazón es como el canto
de la lluvia
es el olor fresco de mis pensamientos.