The Road goes ever on and on Down from the door where it began. Now far ahead the Road has gone, And I must follow, if I can, Pursuing it with weary feet, Until it joins some larger way, Where many paths and errands meet. And whither then? I cannot say. -Bilbo-
Ya fui y vine del Chirripó, de ese lugar que levantaba tantas expectativas y cuyo recorrido iba a ser toda una prueba física y mental... fui y vine y puedo decir que la realidad le ganó a cualquier intento de mi cerebro de imaginarme lo que implicaba esta aventura.
Como lo indiqué en otro momento, fue mi gran amigo "Chori" quien me dio esta oportunidad, no solo por el tema de reservación (que sabemos que es bastante complejo), sino porque ya él conocía las dinámicas adecuadas para poder disfrutar de este viaje y dejarse llevar por la naturaleza y el cansancio; no por elementos de logística.
Fuimos además un grupo muy lindo (cosa que es difícil de saber cuando se inician este tipo de travesías, ya que estas te empujan a momentos y actitudes que no son parte del día a día en el que conviven las personas usualmente), nos acompañamos y apoyamos durante todo el trayecto, a pesar de momentos algo intensos, asumimos que este era un viaje de grupo y como grupo debía terminar. ¡Gracias Chori, Pao, Luis Diego, Mima y Néstor! ¡Fue increíble con ustedes!
Bueno, aquí un poco el paso a paso en nuestro escape de la rutina:
6.12.12
El viaje inició con un poco de retraso pero una vez concluidas las vueltas operativas nos montamos sobre la carretera Interamericana, pusimos la canción "Praan" e iniciamos oficialmente nuestro viaje. Inmediatamente se siente la emoción de lo que se viene, acompañada por el distanciamiento progresivo de la ciudad y el paisaje montañoso que nos brinda esa ruta nacional; incluso las turbinas eólicas transmitían una energía positiva al viaje. Así, acompañados de buena música, llegamos a Pérez Zeledón.
Praan -"Stream of Life."-
The same stream of lifethat runs through my veins night and day
runs through the world
and dances in rhythmic measures.
It is the same life
that shoots in joy through the dust of the earth
in numberless blades of grass
and breaks into tumultuous waves of leaves and flowers.It is the same lifethat is rocked in the ocean-cradleof birth and of death,in ebb and in flow.I feel my limbs are made gloriousby the touch of this world of life.And my pride is from the life-throb of agesdancing in my blood this moment.
Después del almuerzo y el "fresquito" correspondiente llegamos a San Gerardo de Rivas (aprox. 20 km de PZ), hicimos el papeleo requerido por el MINAET y nos fuimos al hotel en el que pasaríamos la primer noche antes de salir: El Hotel Urán, mismo que se encuentra solamente a 50 mts. del inicio del sendero hacia el Parque Nacional y Cerro Chirripó. Luego bajamos donde los arrieros y les entregamos el equipaje que decidimos no subir nosotros... al fin y al cabo queríamos disfrutar el viaje, no hacer una prueba de resistencia.
Esa fue una noche tranquila, de juegos y una muy buena cena, la cual nos llevó a dormir a las 21:00, para amanecer descansados el día siguiente. Quisiera agregar que esa noche el cielo estaba tan despejado y había tantas estrellas que le daban una pizca de magia a la víspera...
7.12.12
A las 4:00 llegó el momento de levantarse.
Fuimos por nuestro desayuno y apreciamos esas montañas verde-azules que nos iban a acompañar por gran parte del trayecto. Una vez con nuestros bultos en la espalda y el bordón a mano había llegado el momento de partir, 5:20 marcaba el reloj y palpitaban en nosotros los deseos de comenzar a caminar.
Y así... comenzaron a aparecer los kilómetros.

Km 0: El termómetro (1520 mts de altura)
Aquí, como era de imaginar, teníamos toda la energía y el amanecer nos revelaba un día caluroso y despejado. El camino se encontraba algo "embarrialado" y se subía, subía, subía.
Km 1: Los Monos (1739 mts de altura)
Desde este punto teníamos una excelente vista del Valle del General, pero lo cierto es que todavía no habíamos entrado en tanta razón (los que íbamos por primera vez) de que esto apenas estaba comenzando.
Km 2: Fila cementerio de la máquina (1890 mts de altura)
Aquí el bosque nos daba imágenes grandiosas, observábamos como los rayos del sol atravesaban las ramas de los árboles y el sonido del bosque nos cautivaba, aquí todavía conversábamos animadamente y tomábamos bastantes fotos del recorrido.
Km 3: El Jilguero (1990 mts de altura)
Para este punto ya se comenzaba a sentir que los kilómetros eran eternos, avanzar de uno al otro tomaba bastante tiempo y personalmente esta parte implicó una aceleración en la respiración que hacía que me faltara el aire, por lo que a partir de ese punto traté de ir controlando mejor ese aspecto, lo que no siempre era fácil.
Km 4: El Quetzal - Límite del PN (2192 mts de altura)
Llegar al límite del Parque Nacional fue agradable, ya la mayoría del grupo se mostraba algo cansado pero seguíamos con buena actitud, comíamos las barritas y los chocolates que habíamos empacado y veíamos los pajaritos mientras estos nos ignoraban de forma olímpica.
Km 5: Los Robles (2393 mts de altura)
En este punto el bosque se comenzó a nublar y lo que era un cielo azul se teñía de gris con cada paso, esta fue una parte del trayecto algo silenciosa, parte cansancio pero sobre todo la sensación de inmensidad que implicaba estar tan metidos en la montaña.
Km 6: El Rualdo (2513 mts de altura)
Esta parte del trayecto también fue bastante silenciosa, todos deseábamos llegar al primer albergue, recargar agua y hacer una pequeña pausa antes de seguir.
Km 7: Llano Bonito (2519 mts de altura)
Este kilómetro es algo contradictorio, nos lo haría saber Chori después, ya que acá se encuentra el tan añorado albergue pero al mismo tiempo este hace que la gente pare, sin que esta sepa que unos cuantos metros después se aproxima la subida más intensa de todo el viaje. Topamos con suerte ya que a pesar de que no había agua, lo que preocupó a algunos, unos metros después había una especie de tubo donde pudimos recargarla. Después de esta parada para comer, "cofalearse" y tomar aire continuamos caminando. Lo cierto es que ya para este punto todos estábamos bastante cansados (bueno Néstor tal vez no tanto, como nos demostraría después), Luis Diego y yo llevábamos un buen ritmo, pero este ya era lento, pasos pesados y con muchas miniparadas de "aire" para seguir avanzando. Caminábamos y caminábamos... nada que llegaba el kilómetro 8.
Km 8: La Cuesta del Agua (2600 mts de altura)
Entre los kilómetros 8 y 9 no quedaba nada más que subir y subir y subir, por momentos pudimos observar varios animales y descansar la vista en el paisaje, pero esta cuesta no es ningún chiste. La neblina cada vez se hacía más presente en nuestro camino.
Km 9: Barbas de Viejo (- mts de altura)
Este kilómetro 9 a 10 fue el más eterno de caminar, estábamos mojados ya que la lluvia nos comenzó a acompañar y algunos se vieron algo afectados por la sensación de estar calados hasta los huesos, yo me sentía bastante bien, además del cansancio normal, ya que había logrado controlar más mi respiración y eso eliminó los dolores de cabeza y la sensación de ahogo, pero en un grupo de 6 personas pudimos observar que a cada quien en una etapa del viaje, de distintas maneras, le tocó "pagarlas" a lo que el resto del grupo respondió con compañerismo y respeto, lo cual es difícil en un grupo tan grande. En algún punto un poco antes o un poco después de este kilómetro Chori sacó un tubo de leche condensada que nos llenó a ambos de energía de una forma que no hubiera esperado, esto nos dio un buen empujón en esta parte del viaje.
Km 10: Las Cañuelas (3022 mts de altura)
Llegar a este kilómetro fue increíble, lo habíamos buscado tanto... si bien a mi la lluvia no me molestaba mucho, lo cierto es que esta nos acompañó por gran parte del viaje. Agradable fue ver la transición del bosque hacia páramo, a pesar de que la neblina nos impedía ver muy lejos, el paisaje era grandioso, te pone a pensar lo increíble que puede ser este pequeño país, el cual posee en un territorio tan reducido tantas cosas distintas... estar allá arriba viendo lo que veíamos me hacía sentir emocionada... no sabía que me esperaba, pero sabía que era un momento de reflexión, desaceleración y comunión con una parte mística, lejana y observadora del tiempo de nuestra Tierra...
Km 11: Los Quemados (3090 mts de altura)
Este si que era un paisaje distinto, muchas flores rojas, azules, blancas, pero además árboles sin hojas, grises... algo negros, testigos silenciosos de algún incendio pasado.
Monte sin Fe (3200 mts de altura)
Acá hicimos una pausa necesaria, con un mareado y una calada hasta los huesos era necesario recobrar fuerzas, sin embargo, parar implicaba al mismo tiempo sentir el viento, el frío, recordar que estábamos empapados. Aquí la verdad me pregunté ¿por qué la gente le pone un nombre tan optimista a una parte de este camino? Pero bueno, supongo que era el reflejo de la experiencia de muchas personas que antes pasaron por ahí.
Acá hicimos una pausa necesaria, con un mareado y una calada hasta los huesos era necesario recobrar fuerzas, sin embargo, parar implicaba al mismo tiempo sentir el viento, el frío, recordar que estábamos empapados. Aquí la verdad me pregunté ¿por qué la gente le pone un nombre tan optimista a una parte de este camino? Pero bueno, supongo que era el reflejo de la experiencia de muchas personas que antes pasaron por ahí.
Km 12: El Jardín (2513 mts de altura)
Este fue un kilómetro extraño, porque si bien era el alivio de ir "en bajada" por un tiempo, esto implicaba que después íbamos a tener que subirlo de nuevo, eso no era nada prometedor. Pero todos íbamos con la actitud recargada, a pesar del agotamiento. Se supone que cerca de este punto debíamos ser capaces de ver los famosos "Crestones" pero la neblina nos lo impedía, en cambio si pudimos disfrutar piedras gigantescas a ambos lados del camino.
Este fue un kilómetro extraño, porque si bien era el alivio de ir "en bajada" por un tiempo, esto implicaba que después íbamos a tener que subirlo de nuevo, eso no era nada prometedor. Pero todos íbamos con la actitud recargada, a pesar del agotamiento. Se supone que cerca de este punto debíamos ser capaces de ver los famosos "Crestones" pero la neblina nos lo impedía, en cambio si pudimos disfrutar piedras gigantescas a ambos lados del camino.
Km 13: Los Arrepentidos (3183 mts de altura)
En realidad la Cuesta de Los Arrepentidos (1.5 km, de nuevo que nombrecito) comenzaba un poco antes del km 13 y cuando llegamos ya habíamos escuchado bastante sobre la misma, sabíamos que no iba a ser sencillo. Si bien, esta cuesta no es la más intensa en términos de lo empinado del camino, lo cierto es que después de 13 km y gran parte bajo la lluvia, el cuerpo ya resentía el camino recorrido. Pero sabíamos que después de eso íbamos a llegar, así que con toda la actitud del mundo avanzamos lentamente por esta cuesta, añorando algo de comer y calentarse las manos.
Y justo ahí... este rótulo fue suficiente para motivarse aun más:
En realidad la Cuesta de Los Arrepentidos (1.5 km, de nuevo que nombrecito) comenzaba un poco antes del km 13 y cuando llegamos ya habíamos escuchado bastante sobre la misma, sabíamos que no iba a ser sencillo. Si bien, esta cuesta no es la más intensa en términos de lo empinado del camino, lo cierto es que después de 13 km y gran parte bajo la lluvia, el cuerpo ya resentía el camino recorrido. Pero sabíamos que después de eso íbamos a llegar, así que con toda la actitud del mundo avanzamos lentamente por esta cuesta, añorando algo de comer y calentarse las manos.
Y justo ahí... este rótulo fue suficiente para motivarse aun más:
Km 14
Esta parte fue más relajada y alegre al observar el albergue esperando por nosotros.
Esta parte fue más relajada y alegre al observar el albergue esperando por nosotros.
Albergue Los Crestones
Es un lugar bien acogedor.
Pudimos cambiar nuestra ropa y descansar un poco. Después de poco más de 8 horas habíamos llegado.
Ahí conocimos a Joseph, nuestro gran cocinero y aprovechamos para que él nos contara varias de las experiencias e historias que él conocía de este mágico territorio. El como llegaron las primeras personas por allá, sobre los incendios, sobre los arrieros y muchas otras cosas más compartimos con él. Su almuerzo fue delicioso y ni que decir el agua dulce de la tarde.
Lo mejor fue en realidad cuando de un momento a otro el cielo se comenzó a despejar y ahí frente a nosotros la "sierra" y Los Crestones se mostraban totalmente imponentes, hasta ese momento tuve claro donde era que nos encontrábamos. Para ser sincera, el Chirripó era el que más me emocionaba, pero luego ver Los Crestones me hizo entender lo poco que pude llegarme a imaginar de este viaje. Después del frío pasado, esa fue una grata imagen. Ya teníamos además los planes para el día siguiente.
Para terminar esa fría noche compartimos un poco de vino, mientras escuchábamos a Foffo Gody.
8.12.12
Este día inició muy temprano, a las 2:00 ya nos habíamos levantado para intentar llegar al Cerro Chirripó para ver el amanecer. Lamentablemente al salir y ver el cielo nos dimos cuenta que estaba muy nublado y frío, no sabíamos si se iba a despejar... a pesar de esto salimos, como la mayoría de personas que se encontraban en el albergue, a intentar ver ese amanecer y la vista que el cerro tanto prometía y que tanto habíamos visto en fotos de otras personas que lo habían visitado.
Puede que lo más sensato era no haber salido sino que irse a dormir y levantarse de nuevo más tarde, pero ya a medio camino, cuando todavía estaba oscuro y los focos guiaban nuestros pasos, cuando ya la lluvia nos había mojado de nuevo... en ese punto cuando surgió la propuesta de devolvernos yo si que no lo pensaba hacer, si bien no tenía noción de cuanto faltaba, no quería correr el riesgo de no poder volver, yo quería llegar, ver el rótulo, si todo estaba nublado no importaba... yo quería, necesitaba llegar arriba. Además, luego en la tarde surgió la posibilidad de hacer otro recorrido, que no estoy segura de haber podido hacer si hubiéramos salido hacia el cerro a las 9am; así que no me arrepiento de haber seguido caminando con ese clima a esa hora :-)
Sin embargo la subida no fue fácil...
En una parte casi nos perdemos, de no ser por el "fantasma de Mima", un señor que hace voluntariado en el Parque Nacional quien en la oscuridad nos volvió a ubicar. La neblina que no nos dejaba ver los lagos, el saber que no íbamos a llegar a la hora que debíamos y sobre todo el momento cuando, alguien que ya había subido a la punta, encendía y apagaba su linterna, lo que nos mostraba la punta a la que debíamos llegar, de un cerro que no veíamos y siguiendo una ruta menos visible... ese fue para mi el punto crítico de esa mañana... ¿Cómo íbamos a llegar ahí? Fue un momento de shock...
Pero seguíamos caminando... ya íbamos a llegar...
No sé si será por mi afición a Tolkien, pero en muchas partes del viaje me sentía en la Tierra Media y los últimos 300 mts para alcanzar la punta del cerro Chirripó eran como subir Cirith Ungol en la película, empinados descubiertos, roca y agua... la sensación de no poder cubrirse en ningún lugar del viento y la lluvia, el frío calando los huesos y que había entumecido los dedos de las manos. Pero finalmente ahí estaba, en la cima del Chirripó: 3820 mts de altura :D :D :D Como información importante quisiera agregar que Chirripó significa (apróx.) "tierra de las aguas eternas", en lengua cabécar.
Aunque en realidad lo que nos quedamos fueron 15 minutos (en los que moríamos de frío y hambre), habíamos llegado y fue una sensación tan agradable, tan satisfactoria... saber que a pesar de esos elementos extra del clima, habíamos logrado subir... aunque no vimos el amanecer como esperábamos si tuvimos la oportunidad de ver la magia que nos rodeaba por todo lado... para mi fue un momento mental muy fuerte... de aprendizaje.
La vuelta fue tranquila, Néstor, Mima y yo decidimos ir caminando despacio y poco a poco el camino se fue despejando, lo que nos permitió ver muchas cosas que no vimos en el camino de ida... además, el "fantasma de Mima" nos acompañó en algunos tramos. Lo único que me preocupaba era que de vuelta había sentido un ligero dolor en una de mis rodillas...
Cuando finalmente llegamos al albergue de nuevo tuvimos un excelente desayuno y nos fuimos a dormir un buen rato... yo no esperaba salir a caminar más por ese día... pero cuanto me equivoqué... y por dicha que lo hice...
Aproximadamente a las 13:00 nos despertamos y nuestra sorpresa fue un cielo azul y despejado, acompañado por el sol y un clima agradable, por lo que surgía la duda de si subíamos a Los Crestones o no. Acá quisiera introducir a Memo y Gabriela, ambos andaban en el mismo viaje que nosotros, pero en el caso de Memo esta era su décima vez allá arriba, por lo que realmente conocía el Parque Nacional y algunos de sus secretos, compartimos más con ellos después del Cerro Chirripó y justamente fue Memo quien terminó de motivarnos a subir Los Crestones. Para mi era un poco difícil pensar en la idea por mi dolor en la rodilla ya que sabía que las "iba a pagar" bajando al día siguiente, pero la motivación de Chori y el deseo de Luis Diego de subir me terminaron de convencer.
Así que después de almuerzo Chori, Pao, Luis Diego y yo subimos con Memo Los Crestones, un kilómetro y medio bastante empinados, pero con cada paso que dábamos la vista se volvía cada vez más increíble, el sol radiante y saber que cada vez nos acercábamos a Los Crestones, que desde abajo se veían tan imponentes, eran parte de la motivación de seguir adelante.
Los Crestones tienen algo de místico, el hecho del magnetismo que vuelve locas a las brújulas cercanas y la cara del indígena que se puede ver en uno de ellos daban una sensación de estar en un lugar sagrado. Cuando llegamos, todos los tocamos como parte del ritual de "decir que lo habíamos logrado", pero todavía íbamos a intentar subir a uno de ellos para disfrutar de la vista. En esta parte tuvimos que subir roca pelada gateando y aferrándonos fuertemente con pies y manos mientras intentábamos avanzar pero fue una pequeña subida que nos permitió tener una muy linda vista de todo lo que nos rodeaba.
Después de estar unos minutos arriba (ya que hacía bastante frío y estaba muy ventoso) caminamos la sierra rumbo al Cerro Terbi, el segundo más alto con 3760 mts de altura, donde íbamos a ver el atardecer. Con esa vista, lo cierto es que el dolor que iba a tener el día siguiente valía la pena, fue muy agradable ver el atardecer en este cerro, desde el cual también se veían la Sabana de los Leones, el Volcán Irazú (Costa Rica) y el Volcán Barú (Panamá), además, caminar la sierra era increíble... de nuevo... era estar caminando sobre un lugar que antes se veía bastante inaccesible.
Una vez que desapareció el sol comenzamos a caminar de vuelta, hacía bastante frío ya que no había otras montañas que nos protegieran del viento, pero poco a poco comenzamos a descender de nuevo rumbo al Valle de los Conejos. Acá tuvimos la oportunidad de pasar por los "Guardianes de las Aguas Eternas", lugar sagrado para los indígenas, ya que para ellos ahí nacían todos los ríos del mundo; un lugar tan alejado que subían con tal de rendir tributo a lo sagrado que encerraba. En este punto también sentí que me encontraba en otro mundo, alejada de la rutina y la banalidad... nada más observando y viviendo cada paso que daba.
Esa noche, después de volver al albergue compartimos buenas historias con Memo, Gabriela y Joseph, así como con nuestro grupo completo. Acompañados de un poco de rompope, vino y un licor suizo... solo un poco para someter el frío y relajar el cuerpo cansado.
Ya a las 20:30 nos fuimos a acostar.
9.12.12
Y llegó la hora de volver... por suerte el día era hermoso.
Durante la noche mientras dormía pude sentir bastante dolor en mi rodilla derecha, estaba algo preocupada pero en la mañana me puse un par de ungüentos mágicos, que esperaba resistieran la bajada.
Los primeros kilómetros fueron agradables, pudimos ver de mejor forma lo que nos tapó la neblina en la subida e íbamos tomando fotos del paisaje. Sin embargo, para el km 10 ya mi rodilla derecha resentía la bajada (característica de casi todo el trayecto), mis pasos eran bastante lentos y me sentía algo mal por atrasar al resto... aún así ahí iba poco a poco, ayudada por mi súper bordón y agradecida porque Néstor y Mima me acompañaban, Pao y Chori iban también cerca nuestro y Luis Diego buscaba prevenir un dolor en su propia rodilla tratando de no parar tanto, por lo que se fue un poco más adelante.
Para Llano Bonito ya mi rodilla dolía también cuando la doblaba para subir y mis trucos (aprendidos en el camino) para reducir el dolor habían dejado de funcionar, por lo que bajé esos 7 km casi que con "pata de palo", en este punto el resto siguió, mientras Pao me acompañó al ritmo excesivamente lento que me tocaba bajar, aquí si me sentía bastante frustrada, sobre todo porque el camino estaba increíblemente embarrialado e incluso me caí una vez... trataba de ir rápido porque los otros nos esperaban en el límite del Parque Nacional, hacía hambre y yo atrasaba...
Pero bueno, una vez que nos reencontramos y fuimos bajando a mi "paso lento", por lo cual estoy muy agradecida con el excelente grupo que tuve. Realmente eran increíbles y nuestra dinámica muy agradable
Los últimos 2 km fueron los peores de todos: mi pata de palo, el barro por todos lados y no sentíamos que fuéramos a llegar pronto, pero finalmente cuando llegamos a la salida del camino y llegamos al hotel la satisfacción era total. ¡Fue un gran esfuerzo, fue toda una travesía y una oportunidad de transportarse a otro ritmo a otras prioridades y a otra forma de ver el mundo... realmente el viaje en general (con su neblina, lluvia y largos kilómetros) había valido la pena!
Y así terminó, con un delicioso almuerzo y unas cuantas cervezas concluía nuestro viaje a este mundo maravilloso, oculto en nuestro mismo país... cada quien estaba en sus pensamientos... mientras en la televisión se veía el partido Heredia - Saprissa.
Realmente valió la pena, estoy muy agradecida con quienes subieron conmigo, con quienes protegen esta tierra sagrada y de paisajes increíbles, así como a esos animales que solo las cámaras del Parque Nacional logran registrar, con ese cerro y esa subida que tan bien me hicieron en un momento que lo necesitaba con urgencia.
Gracias Chori, Pao, Luis Diego, Mima, Néstor, Memo, Gabriela, Joseph, "fantasma"...
Quisiera que más personas pero sobre todo que más ticos y ticas pudieran tener esta experiencia, es un viaje que no solo te confronta con lo inmensa que es la naturaleza sino que es un viaje interno de esfuerzo y motivación.
Gracias a quienes sacaron su tiempo de leer este recorrido... no es más que lo que viví y sentí durante este sueño hecho realidad.
Una idea de lo que son los caminos, aunque con diferencia en los kilómetros.
Es un lugar bien acogedor.
Pudimos cambiar nuestra ropa y descansar un poco. Después de poco más de 8 horas habíamos llegado.
Ahí conocimos a Joseph, nuestro gran cocinero y aprovechamos para que él nos contara varias de las experiencias e historias que él conocía de este mágico territorio. El como llegaron las primeras personas por allá, sobre los incendios, sobre los arrieros y muchas otras cosas más compartimos con él. Su almuerzo fue delicioso y ni que decir el agua dulce de la tarde.
Lo mejor fue en realidad cuando de un momento a otro el cielo se comenzó a despejar y ahí frente a nosotros la "sierra" y Los Crestones se mostraban totalmente imponentes, hasta ese momento tuve claro donde era que nos encontrábamos. Para ser sincera, el Chirripó era el que más me emocionaba, pero luego ver Los Crestones me hizo entender lo poco que pude llegarme a imaginar de este viaje. Después del frío pasado, esa fue una grata imagen. Ya teníamos además los planes para el día siguiente.
Para terminar esa fría noche compartimos un poco de vino, mientras escuchábamos a Foffo Gody.
Este día inició muy temprano, a las 2:00 ya nos habíamos levantado para intentar llegar al Cerro Chirripó para ver el amanecer. Lamentablemente al salir y ver el cielo nos dimos cuenta que estaba muy nublado y frío, no sabíamos si se iba a despejar... a pesar de esto salimos, como la mayoría de personas que se encontraban en el albergue, a intentar ver ese amanecer y la vista que el cerro tanto prometía y que tanto habíamos visto en fotos de otras personas que lo habían visitado.
Puede que lo más sensato era no haber salido sino que irse a dormir y levantarse de nuevo más tarde, pero ya a medio camino, cuando todavía estaba oscuro y los focos guiaban nuestros pasos, cuando ya la lluvia nos había mojado de nuevo... en ese punto cuando surgió la propuesta de devolvernos yo si que no lo pensaba hacer, si bien no tenía noción de cuanto faltaba, no quería correr el riesgo de no poder volver, yo quería llegar, ver el rótulo, si todo estaba nublado no importaba... yo quería, necesitaba llegar arriba. Además, luego en la tarde surgió la posibilidad de hacer otro recorrido, que no estoy segura de haber podido hacer si hubiéramos salido hacia el cerro a las 9am; así que no me arrepiento de haber seguido caminando con ese clima a esa hora :-)
Sin embargo la subida no fue fácil...
En una parte casi nos perdemos, de no ser por el "fantasma de Mima", un señor que hace voluntariado en el Parque Nacional quien en la oscuridad nos volvió a ubicar. La neblina que no nos dejaba ver los lagos, el saber que no íbamos a llegar a la hora que debíamos y sobre todo el momento cuando, alguien que ya había subido a la punta, encendía y apagaba su linterna, lo que nos mostraba la punta a la que debíamos llegar, de un cerro que no veíamos y siguiendo una ruta menos visible... ese fue para mi el punto crítico de esa mañana... ¿Cómo íbamos a llegar ahí? Fue un momento de shock...
Pero seguíamos caminando... ya íbamos a llegar...
No sé si será por mi afición a Tolkien, pero en muchas partes del viaje me sentía en la Tierra Media y los últimos 300 mts para alcanzar la punta del cerro Chirripó eran como subir Cirith Ungol en la película, empinados descubiertos, roca y agua... la sensación de no poder cubrirse en ningún lugar del viento y la lluvia, el frío calando los huesos y que había entumecido los dedos de las manos. Pero finalmente ahí estaba, en la cima del Chirripó: 3820 mts de altura :D :D :D Como información importante quisiera agregar que Chirripó significa (apróx.) "tierra de las aguas eternas", en lengua cabécar.
"Clouds come floating into my life, no longer to carry rain or usher storm, but to add color to my sunset sky." -Rabindranath Tagore-
Aunque en realidad lo que nos quedamos fueron 15 minutos (en los que moríamos de frío y hambre), habíamos llegado y fue una sensación tan agradable, tan satisfactoria... saber que a pesar de esos elementos extra del clima, habíamos logrado subir... aunque no vimos el amanecer como esperábamos si tuvimos la oportunidad de ver la magia que nos rodeaba por todo lado... para mi fue un momento mental muy fuerte... de aprendizaje.
La vuelta fue tranquila, Néstor, Mima y yo decidimos ir caminando despacio y poco a poco el camino se fue despejando, lo que nos permitió ver muchas cosas que no vimos en el camino de ida... además, el "fantasma de Mima" nos acompañó en algunos tramos. Lo único que me preocupaba era que de vuelta había sentido un ligero dolor en una de mis rodillas...
Cuando finalmente llegamos al albergue de nuevo tuvimos un excelente desayuno y nos fuimos a dormir un buen rato... yo no esperaba salir a caminar más por ese día... pero cuanto me equivoqué... y por dicha que lo hice...
Aproximadamente a las 13:00 nos despertamos y nuestra sorpresa fue un cielo azul y despejado, acompañado por el sol y un clima agradable, por lo que surgía la duda de si subíamos a Los Crestones o no. Acá quisiera introducir a Memo y Gabriela, ambos andaban en el mismo viaje que nosotros, pero en el caso de Memo esta era su décima vez allá arriba, por lo que realmente conocía el Parque Nacional y algunos de sus secretos, compartimos más con ellos después del Cerro Chirripó y justamente fue Memo quien terminó de motivarnos a subir Los Crestones. Para mi era un poco difícil pensar en la idea por mi dolor en la rodilla ya que sabía que las "iba a pagar" bajando al día siguiente, pero la motivación de Chori y el deseo de Luis Diego de subir me terminaron de convencer.
Así que después de almuerzo Chori, Pao, Luis Diego y yo subimos con Memo Los Crestones, un kilómetro y medio bastante empinados, pero con cada paso que dábamos la vista se volvía cada vez más increíble, el sol radiante y saber que cada vez nos acercábamos a Los Crestones, que desde abajo se veían tan imponentes, eran parte de la motivación de seguir adelante.
Los Crestones tienen algo de místico, el hecho del magnetismo que vuelve locas a las brújulas cercanas y la cara del indígena que se puede ver en uno de ellos daban una sensación de estar en un lugar sagrado. Cuando llegamos, todos los tocamos como parte del ritual de "decir que lo habíamos logrado", pero todavía íbamos a intentar subir a uno de ellos para disfrutar de la vista. En esta parte tuvimos que subir roca pelada gateando y aferrándonos fuertemente con pies y manos mientras intentábamos avanzar pero fue una pequeña subida que nos permitió tener una muy linda vista de todo lo que nos rodeaba.
Después de estar unos minutos arriba (ya que hacía bastante frío y estaba muy ventoso) caminamos la sierra rumbo al Cerro Terbi, el segundo más alto con 3760 mts de altura, donde íbamos a ver el atardecer. Con esa vista, lo cierto es que el dolor que iba a tener el día siguiente valía la pena, fue muy agradable ver el atardecer en este cerro, desde el cual también se veían la Sabana de los Leones, el Volcán Irazú (Costa Rica) y el Volcán Barú (Panamá), además, caminar la sierra era increíble... de nuevo... era estar caminando sobre un lugar que antes se veía bastante inaccesible.
Chirripó visto desde Los Crestones
Una vez que desapareció el sol comenzamos a caminar de vuelta, hacía bastante frío ya que no había otras montañas que nos protegieran del viento, pero poco a poco comenzamos a descender de nuevo rumbo al Valle de los Conejos. Acá tuvimos la oportunidad de pasar por los "Guardianes de las Aguas Eternas", lugar sagrado para los indígenas, ya que para ellos ahí nacían todos los ríos del mundo; un lugar tan alejado que subían con tal de rendir tributo a lo sagrado que encerraba. En este punto también sentí que me encontraba en otro mundo, alejada de la rutina y la banalidad... nada más observando y viviendo cada paso que daba.
Ya a las 20:30 nos fuimos a acostar.
9.12.12
Y llegó la hora de volver... por suerte el día era hermoso.
Durante la noche mientras dormía pude sentir bastante dolor en mi rodilla derecha, estaba algo preocupada pero en la mañana me puse un par de ungüentos mágicos, que esperaba resistieran la bajada.
Los primeros kilómetros fueron agradables, pudimos ver de mejor forma lo que nos tapó la neblina en la subida e íbamos tomando fotos del paisaje. Sin embargo, para el km 10 ya mi rodilla derecha resentía la bajada (característica de casi todo el trayecto), mis pasos eran bastante lentos y me sentía algo mal por atrasar al resto... aún así ahí iba poco a poco, ayudada por mi súper bordón y agradecida porque Néstor y Mima me acompañaban, Pao y Chori iban también cerca nuestro y Luis Diego buscaba prevenir un dolor en su propia rodilla tratando de no parar tanto, por lo que se fue un poco más adelante.
Para Llano Bonito ya mi rodilla dolía también cuando la doblaba para subir y mis trucos (aprendidos en el camino) para reducir el dolor habían dejado de funcionar, por lo que bajé esos 7 km casi que con "pata de palo", en este punto el resto siguió, mientras Pao me acompañó al ritmo excesivamente lento que me tocaba bajar, aquí si me sentía bastante frustrada, sobre todo porque el camino estaba increíblemente embarrialado e incluso me caí una vez... trataba de ir rápido porque los otros nos esperaban en el límite del Parque Nacional, hacía hambre y yo atrasaba...
Pero bueno, una vez que nos reencontramos y fuimos bajando a mi "paso lento", por lo cual estoy muy agradecida con el excelente grupo que tuve. Realmente eran increíbles y nuestra dinámica muy agradable
Los últimos 2 km fueron los peores de todos: mi pata de palo, el barro por todos lados y no sentíamos que fuéramos a llegar pronto, pero finalmente cuando llegamos a la salida del camino y llegamos al hotel la satisfacción era total. ¡Fue un gran esfuerzo, fue toda una travesía y una oportunidad de transportarse a otro ritmo a otras prioridades y a otra forma de ver el mundo... realmente el viaje en general (con su neblina, lluvia y largos kilómetros) había valido la pena!
Y así terminó, con un delicioso almuerzo y unas cuantas cervezas concluía nuestro viaje a este mundo maravilloso, oculto en nuestro mismo país... cada quien estaba en sus pensamientos... mientras en la televisión se veía el partido Heredia - Saprissa.
Realmente valió la pena, estoy muy agradecida con quienes subieron conmigo, con quienes protegen esta tierra sagrada y de paisajes increíbles, así como a esos animales que solo las cámaras del Parque Nacional logran registrar, con ese cerro y esa subida que tan bien me hicieron en un momento que lo necesitaba con urgencia.
Gracias Chori, Pao, Luis Diego, Mima, Néstor, Memo, Gabriela, Joseph, "fantasma"...
Quisiera que más personas pero sobre todo que más ticos y ticas pudieran tener esta experiencia, es un viaje que no solo te confronta con lo inmensa que es la naturaleza sino que es un viaje interno de esfuerzo y motivación.
Gracias a quienes sacaron su tiempo de leer este recorrido... no es más que lo que viví y sentí durante este sueño hecho realidad.
Una idea de lo que son los caminos, aunque con diferencia en los kilómetros.